Cuentan las crónicas que, tras la caída de Granada, el último rey moro fue exiliado a La Alpujarra. En su travesía, Boabdil se detuvo a observar su reino por última vez, y lloró. Entonces, su madre pronunció una frase legendaria: “llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre”, mientras se adentraban en el territorio del que sería su nuevo reino, a los pies de Sierra Nevada.
La Alpujarra es un diálogo entre la leyenda y la historia, que aún conserva intacto el encanto de haber sido el último reino de Al-Ándalus. Y precisamente por ello, supone para el senderista mucho más que una ruta desafiante; es un encuentro con la cultura, la tradición, la naturaleza y el romanticismo, a partes iguales.
Pueblos de las alpujarras granadinas
Si nunca has viajado por la zona, debes saber que La Alpujarra comprende más de 150 pequeños pueblos situados en las faldas de Sierra Nevada, entre las provincias de Almería y Granada. Por ello, también, se puede hablar de dos ‘Alpujarras’: la oriental y baja (almeriense) y la occidental y alta (granadina). Nosotros vamos a centrarnos en esta última, ya que en La Alpujarra granadina se pueden encontrar algunos de los pueblos blancos más interesantes y bellos de Andalucía, y a presentarte algunos de ellos.
Pampaneira y el valle del río Poqueira
Pampaneira es una población enclavada en el valle del río Poqueira, que también incluye a los pueblos de Capileira y Bubión. Sin duda se trata del municipio más turístico de los tres, y lo es en gran medida debido a su arquitectura de influencia bereber, que se puede apreciar en los techos planos, las chimeneas y los singulares ‘tinaos’. Sus calles sembradas de artesanía merecen un paseo. Y si no tienes pareja, prueba a beber en la fuente de San Antonio… quizás tu próximo viaje a La Alpujarra sea diferente.
Trévelez, el pueblo de los jamones
Situado a una altitud de 1.480 metros, Trévelez es muy conocido por sus jamones serranos, que, debido a la climatología de la zona, adquieren un sabor distintivo y menos salado, que el de otras zonas. Tanto es así, que la reina Isabel II los distinguió con un sello real, que todavía hoy puede verse en el etiquetado de algunos productores locales. Más allá de la gastronomía, Trévelez también destaca por ser un pueblo con una marcada fisonomía árabe, al estar dividido en barrios escalonados, y por ser uno de los accesos naturales a Sierra Nevada y al Mulhacén (3.478 metros); todo un desafío para el senderista, que encontrará en sus alrededores, como recompensa, una de las floras más ricas de Europa, con casi un centenar de especies únicas.
Bérchules, donde comen las uvas en agosto
Una de las peculiaridades que más llama la atención de Bérchules es la celebración de la ‘Nochevieja en agosto’. El origen de esta reciente tradición se remonta a un apagón que se produjo en 1994. Desde entonces, la fiesta se ha ido popularizando y hoy en día recibe miles de visitantes cada año. Pero este pueblo es mucho más singular por otros motivos, ya que, debido a su situación geográfica, Bérchules ha conservado unas formas tradicionales de explotación agrícola, que tuvieron su apogeo en la época árabe-andalusí, con la producción de la seda. No dejes de visitar El Portichuelo, en las cercanías del pueblo, en días claros puede apreciarse una de las mejores vistas de la zona, y en la lejanía del horizonte, nada menos que el continente africano.
Por estos y por muchos otros motivos, recorrer a pie La Alpujarra supone una de las mejores experiencias que un aficionado al senderismo puede experimentar en nuestro país. Nosotros, desde luego, lo recomendamos.
¿Cuál es vuestro lugar favorito en La Alpujarra? ¿Qué es lo que más te gusta de La Alpujarra?
Fuentes de referencia: